Bailando hasta que le duelan a uno los pies
Los invitados han empezado a llegar a su fiesta. Está cumpliendo veinte años, es joven, se ve con ganas de saltar y de gritar con un gran número de visitantes de diferentes esquinas del mundo. Y como se hace en el pacífico, ha organizado una parranda para varios días. Nació siendo niño y hoy se siente mujer y no le importa sentirse así, ha aprendido a manejar sus transformaciones con gusto, con ahínco y con una sonrisa siempre fresca y sincera. Llegan familias con sus abuelos y con niños, se acercan y saludan al cumpleañero.
‒ Dios es negra ‒dice Petronio.
Lo saludan varias mujeres negras con extensiones largas de cabello, una de ellas lleva un turbante y la otra luce su pelo suelto, suave y libre. Los cabellos y su forma de lucirlos, en algunas mujeres, son obras maestra. Igual pasa con los hombres, hay figuras en sus peinados como las líneas de Nasca.
‒Petronio no ha muerto, sigue vivo ‒ grita una señora mientras se mueve al ritmo de un currulao.
Camino hacia la entrada a esperar a unos compañeros que me han dicho que irán por primera vez a este cumpleaños y, mientras espero, hay un chico al que no conozco y no lo dejan entrar porque lleva puesta una camiseta del America de Cali, otro joven que va de salida se quita su camiseta blanca y se la regala y le dice: pa´que entrés, ve…
El Petronio está lleno de simbolismos de paz, pienso. Mientras escucho el sonido de fondo de una marimba, llegan al fin mis tres amigos, han comprado Viche y reparten el trago servido en una copita, de allí todos tomamos. Camino con ellos y empieza el turno de las Marimbas a prender de música el festival. Al lado de nosotros hay un grupo de diez extranjeros; al frente, por sus acentos, varias personas de Medellín y de Bogotá. Extranjeros y nacionales bailan, se hablan y se conquistan es con el baile.
‒Que nadie se quede quieto ‒dice Petronio
‒Todos están invitados a bailar, a sentir con el cuerpo la música ‒vuelve y grita Petronio, mientras se bebe un trago de Arrechón
En el Petronio hay vendedores que andán vociferando: llevese el Viche y el Arrechón ¿Le damos la pruebita? Y así mientras uno entra, pasa por las artesanía, pasa por el pabellón de comidas y llega a la impactante tarima giratoria, ya se ha tomado varias pruebitas entre Viche, Arrechón y Tumbacatres.
‒Vea mijo, aquí nunca yo he visto una pelea y sabe por qué, pues el trago del pacífico…, el trago vuelve a la gente feliz ‒dice Petronio
Al fondo una multitud mueve cientos de pañuelos blancos, llevan moviéndolos hace veinte años cuando nació Petronio. Y desde hace mucho, Petronio y todos los Negros, han sabido, anticipadamente, que la vida es mejor vivirla bailando. Esta es una bonita forma de vivir en paz… bailando hasta que le duelan a uno los pies.