¿Para qué ir de borondo por el Petronio?
Para que los pulmones se expandan más cuando cante. Para que se erice la piel. Para evitar que nos maten por negros. Para defender la vida. Para validar la identidad en los peinados y en el caminao. Para escuchar música inédita que viene de un violín. Para imaginar que viajamos montados en una canoa con el sonido de la marimba. Para mirar cómo se asombran las nubes con el río de gente que viene a bailar. Para mirar que todos somos hijos de Petronio. Para comer marranitas rellenas de camarón. Para sucumbir frente al tollo, la cazuela de chontaduro y la tostada de plátano con guiso de piangua Para tomar el arrechón, el tumbacatre, el viche, la tomaseca, la parapicha y saber de qué diablos es que estámos hechos. Para sentirse afrodisíaco. Para vivir en calentura con el borojó. Para estrenar las alas y subir y ver de cerca el color con el que se pintaron las estrellas. Para saber que a quien nos encontremos en el Petronio, ese es un verdadero amigo. Para estar en movimiento con las manos, la cabeza y el estómago a ritmo de currulao. Para vivir la experiencia que el cuerpo se mueve solo. Para apreciar sonrisas sinceras y ebrias de festival. Para saber cómo es vivir en territorios de paz. Para mover pañuelos y dejarlos que dancen con la luna y con el viento. Para saltar hasta que duelan los pies. Para sudar y sentirse vivo. Para reír y escuchar el eco de la risa. Para contagiarse de chirimía. Para probar el sabor de la brisa del pacífico. Para que le hablen los violines caucanos al oído. Para dibujar paisajes de alegría en el cerebro. Para darse cuenta que efectivamente Dios es negro. Para sentir que una bonita idea de libertad es la fiesta del Petronio. Para imaginar que las olas del mar también se mueven al ritmo de los clarinetes. Pa´ mete la mano, saca y hueler. Para saber como se tumba una casa a punta de rumba. Para recuperar la memoria. Para construir independencia e identidad. Para hablar con un desconocido y sudar con él. Para no dejar que nos maten la utopia. Para que el Petronio siga siendo un sueño de esos que uno nunca quiere despertar. Para que el Petronio sea siempre nuestro. Para que no nos maten nuestra idea de libertad.